Miguel Bosé

Seré tu amante Pan Bimbo
Tigretón, tigretón y
Fosquitos
Miguel Luchino González Bosé
, más conocido como Miguel Bosé es una artiztasa cantante español colombiano que canta como el culo y justiciero que pega a los del Top manta. 
Un talibán progre cuando le interesa y últimamente un pirao con gorro de aluminio.

Con la crisis de los 17 quiso ser sex simbol adolescente; con la de los 27, estrella del pop; con la de los 37, japonés ambiguo; con la de los 47, músico comprometido; con la de los 57, señor fondón bohemio. Por fin, justo antes de los 65, ha descubierto su verdadera vocación: Rasputín posmoderno.

Siempre se ha creído superior y en todas las entrevistas tiene pose mezcla de madurez y seneridad que hace que mire a todos como si fueramos gilipollas. Para colmo es el tío de Bimba Bosé.

Vive del cuento desde los años ochenta. Siempre había sido amigo de la polémica y el escándalo. Durante años hizo carrera a base de mezclar su música con una cierta ambigüedad sexual, de forma similar a Madonna. 

El mayor milagro de Bosé es su voz, ya que ha sobrevivido en el plano musical con una voz fea y mediocre, consecuencia de haber salido la noche anterior o de haber dormido desnudo con el aire acondicionado a tope.

Biografía

Hijo de la loca del pelo azul y de un torero que se tiraba a todo lo que tuviese patas. Eligió el apellido de la madre por el complejo de Edipo. No tiene ninguna razón para el resentimiento al mundo salvo la falta de pelo, por lo que no se entiende a qué viene esa falsa actitud antisistema. 

La música no sería lo mismo sin su, ejem, talento. Su forma de llenar el escenario, el milagro en movimiento y escalofríos con esas coreografías-Chueca.

Carrera

El culpable de que estuviera tantos años cantando fue Camilo Sesto, una de las pocas cosas que hizo mal.

Alcanzó su mayor popularidad en los 80, copiando a David Bowie y Depeche Mode.
Su fama siguió por los 90, pero a finales de esa época fue perdiendo fuerza.

La promiscuidad musical de Bosé viene de lejos. En los 90 fue el presentador del Séptimo de caballería, programa musical en TVE-1 que le dieron cuando el Partido Popular gobernaba, que se caracterizó por traer a grandes figuras del pop internacional, como Madonna. 

Para recuperar y rentabilizar la nostalgia de los 80 en el año 2000 se embarcó en el tour Girados con Ana Torroja. Pero su promiscuidad total fue con el Papitour, de lo más comercial. 

El gran activo de Papito era su horterismo. Sólo con melodías chuscas, arreglos burdos y letras ridículas. 
Su cutre-pop es una poderosa arma de destrucción masiva cuidadosamente estudiada. Sólo así puede entenderse que el primer tema, Ayurvedico, vaya dedicado a la dieta con la que adelgazó 20 kilos. 

Sólo así se puede tolerar que en la segunda, Cardio, nos recite las preposiciones con un lamentable swing, y que su público lo reciba como a Jesucristo resucitado de entre los muertos. Miguel Bosé pasará a la historia con este disco, ya que semejante falta de sentido del ridículo en alguien tan escaso de talento y discurso es del todo loable. 

Cardio es como el Sáhara: doce canciones que ocupan más de 50 minutos, auténticas dunas pastosas imposibles de escalar, con una producción electrónica que huele a neumático quemado. 
Su carrera caía en barrena hasta que un disco de duetos con viejos éxitos le sacó del agujero. 

Musicalmente estaba perdido. En la rueda de prensa de Cardio le preguntaron qué música escuchaba en la actualidad y sólo acertó a decir Ximena Xariñana. El éxito de Papito en los 80 era perfectamente comprensible, pero a día de hoy, nadie quiere seguirle el juego ni saben de que va el juego Papitwo (leído en español, Papichu), en el que, como su propio nombre indica, otro Papito. Es decir: cantar sus temas más conocidos junto a otros artistas como Alejandro Sanz, Shakira, Ricky Martin, Laura Pausini, Juanes o Bimba Bosé.

Ocaso

Luego, cuando empezó su decadencia se convirtió en el presidente del Sindicato de la ceja y repartió carnets de independientes, de intelectuales, de artistas y de enrollaos amigos de Zapatero y para que todo tenga la solemnidad adecuada lo que hace es poner la voz más grave y mirar con cara de de cabreo. 

Se convirtió en un pelma que para vender discos tiene que decir sandeces para que suba el pan.
Llegado a la cincuentena, ya no se sabe si es Bimba, Bimbo o Bimbe o sobrino de sí mismo.

Se hizo ciudadano colombiano por si acaso le destierran a vivir a Cuba. Para que vieran su intención de fundar otra secta al estilo de la ceja y que se iba a meter también en política, dijo que podría dialogar y echar unas risas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que depongan las armas y liberen a todos los secuestrados y así arreglar ese asuntillo y de paso a ver si evadía unos cuantos impuestos de España fijando su hogar allí.

No dejaba de repetir que gordo era feliz. Días después debió analizarse delante del espejo, descubrir el flotador que le sobresalía del pantalón y ver que eso no le hacía feliz. Decidió hacer una dieta carísima basada en la de Zapata y un transplante de cerebro pelo. Además, se pinta las cejas. Eso sí, anunciaba Patatas fritas para que engorden los niños. 

Se divorció y se quedó con los cuatro hijos, ya que por lo visto el se quedó el tiquet de la compra.

Hoy en dia está acabado y solo le falta gritarle a las nubes.

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