Katherine Heigl

No me preguntes, sólo soy una chica. ¡Ji, ji, ji!"
Katherine Heigl es una pésima actriz de series y películas feministas intragables estadounidense. Es una niña mimada, es como la reina de un concurso de belleza preadolescente atrapada en el cuerpo de una actriz de taitantos años. Cree que el mundo le debe un favor por bendecirnos con su presencia y, a pesar de lo que su cara dice, sus ojos siempre expresan desprecio que para no perder su figura compró junto a su pareja una niña Koreana a bajo precio. Vale que en Anatomía de Grey estaba graciosa y solvente, pero un vistazo a su filmografía en pantalla grande nos deja con películas todas ellas que hemos visto, a nuestro pesar, y que casi vienen a representar lo peorcito de esta tendencia en el cine. Detrás de esa enorme, brillante y falsísima sonrisa, es una actriz incapaz de ocultar su desdén por el resto del mundo, lo cuál no la convierte precisamente en buena actriz. En todas las entrevistas siempre da rienda suelta a un egoísmo narcisista y una mezquindad pasiva-agresiva. Parece que la actriz, que ya intentó variar de registro en Lío embarazoso y que acabó echando pestes del filme, se huele la tostada e intenta dar un giro a su papel de siempre apostando por una deriva hacia el género policíaco.

Tuvo una infancia dura, ya que su padre no le compró un pony rosa. En 1986 atropelló a su hermano Jason con una camioneta. Los padres de Katherine decidieron donar los órganos de su hermano y de ahí nació un grupo similar a Mecano que duró tres semanas. Su fama llegó con Grey's Anatomy, como Izzie Stevens. Parece decidida a destronar a Jennifer Aniston como reina de las películas con sobredosis de azúcar. Está actriz está repitiéndose como una comida con ajo. Su actuación es de encefalograma plano. Y además de repetir roles parece que tiene querencia hacer una escena borracha en todas las historias que tratan la soltería como si fuera algo vergonzoso para una mujer. Izzie Stevens, el personaje interpretado por Heigl en la serie Anatomía de Grey, quería que sus compañeros la valorasen por su talento para la medicina, no por su pasado como modelo. En el mundo del cine, la actriz parece moverse por ese mismo propósito. Lástima que, habiéndola visto casi exclusivamente en comedias románticas de medio pelo 27 vestidos y con Lío embarazoso como único título destacable en su filmografía, resulta muy difícil olvidar su pasado como hija fantasiosa de Gérard Depardieu en Mi padre ¡Qué ligue!. Durante dos años fue la reina del "hoy dejo Anatomía de Grey, mañana me quedo", siempre en función de si a la señorita le parecía que su personaje tenía el suficiente protagonismo o no y se dedicó a hacer declaraciones bastante inapropiadas y despectivas hacia la gente con la que había trabajado a menudo bajo el disfraz del feminismo.

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