Sofia de Grecia

Sofía de Grecia es la Reina Consorte de España y concubina del rey Juan Carlos I. Desde antaño reune fondos para que siga activa la fábrica donde tiene secuestrados a mil chinos que entraron de forma ilegal, los cuales les hace las pelucas que actualmente lleva.

Biografía

Durante su infancia tuvo que abandonar Grecia junto con toda su familia a causa de la la gran falta de laca.

Durante sus años escolares asistió a una conferencia del renombrado arqueólogo Indiana Jones. Su asistencia provocó su primer interés en la arqueología.

Más tarde cuando tenía 16 años, averiguó que Indiana Jones preparaba una expedición y convenció a sus padres para que les firmase la autorización para ir de excursión en el cole. La expedición terminó en desastre cuando Indiana Jones activó una trampa que terminó con él congelado en granito.
Sofía lo dejó ahí tirado, pero Indiana sobrevivió, aunque el incidente causó un rencor entre ellos que perduró durante años.

Estudió esquí extremo y pasó las vacaciones en el Himalaya en busca del terreno más provocativo para su práctica. Sin embargo, en su viaje de vuelta, el avión se estrelló en las montañas, dejando a Sofía como única superviviente. Pasó dos semanas vagando sola por el Himalaya antes de encontrar el remoto pueblo tibetano. Echaba de menos la laca del pelo y volvió a España, ya que su peluca se estaba estropeando y nesecitaba una nueva.

En 1961 asistió a la boda de los duques de Kent, donde coincidió con el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón, futuro rey de España. Un año más tarde, dio el pelotazo y se casó con Juan Carlos. Se casó cuatro veces: la primera por el rito católico, la segunda por lo civil, la tercera por el rito ortodoxo y por si acaso sea verdad lo de la dominación mundial de las hormigas, por el rito hormiguista.

Tenía un espejo que sólo reflejaba lo que ella quería ver. Era un espejo muy apañado: hacía las veces de prensa y televisión, de Constitución y ordenamiento jurídico, de discurso político y de programa electoral. Día tras día, el espejo no le mostraba otra cosa que su rostro y no hacía otra cosa que ensalzar su peluca. No había en el mundo nadie más que ella y todo en ella era peluca.

Un día, el espejo, inoportuno, quizás borracho de "cristasol", le mostró un rostro distinto, le reveló que había vida más allá del espejo, mostrándole a una tal Letizia.

Cuando Sofía y los suyos iban de camino a España, al llegar, cerca de la frontera, les dijo a dos de sus lacayos: "Vayan a España primero, por si acaso, que en España hay muchas piedras. Encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo, porque atado no lo quiero. Si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle: "Lo que nos sale de los cojones". Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron.

Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Sofía montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de ella y los que lo seguían, iban gritando vivas: "¡Hosana! ¡Bendita la reina de las pelucas de quita y pon! ¡Bendita la llegada de la democracia parlamentaria! ¡Hosana hey!". Y así fue como entró en España.

Reinado

Copias de cera
Tuvo tres hijos, un hijo y dos niñas feas.
La ascendieron a reina en 1975. Cómo regalo, Juan Carlos le trajo a Sara Montiel. Pero Sofía se adelantó y le estropeó la sorpresa. La tenía escondida en su habitación. La pilló cambiándose para una actualización o algo así, porque estaba desnuda. Desde entonces tiene más cuernos que un saco de caracoles. El problema es que con los cuernos no le quedaban bien todos los sombreros y le costaba entrar por la puerta.

La tradición quedó para siempre y cada aniversario le trae a casa una famosa nueva. Barbara Rey, Rafael la Carrà, Paloma San Basilio, etc.

Lejos de quitarse telarañas con chulazos cubanos, se lió con Alfonso Díez, el viudo de la duquesa de Alba.

Dedicó su tiempo a abrir museos y mostrar interés por iniciativas sociales que no se limitan a prestar soluciones para mantener la maquinaria publicitaria del régimen cuando los índices de popularidad de la monarquía bajan.

En 2014 se retiró y tuvo que ceder el trono de hierro a la malvada Letizia I.


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