Paolo Vasile

Paolo Vasile es un monje albino del Opus Dei productor cinematográfico e importador de telebasura lleno de dinero y virrey del dictador italiano Berlusconi que ha convertido la televisión española en un chisme, un depravado e indecente corral de necedad, calumnias, despropósitos  y un buen puñado de aberraciones televisivas disfrazadas de entretenimiento llenando de basura a una sociedad que no es la suya.

No parece ser uno de los tipos más simpáticos del negocio televisivo español. Al menos, no de cara a sus rivales ni tampoco a aquellos cuyas actuaciones no le parecen adecuadas.

Acostumbra a soltar perlas en cada intervención pública que hace. Otra cosa es que sus frases lapidarias quieran decir lo que realmente dicen o que sean consecuentes con sus actos.

Le gustaba laSexta, la cual ve muy a menudo, ya sea para deleitarse con las colaboradoras de los programas, como para demandar.

Tenía devoción por la plantilla de esa cadena, que es lo más parecido que hay en España a un grupo de cheerleaders. Primero se enamoró de Sara Carbonero. La colocó en el informativo para poder tenerla cerca. Como no le hizo caso, la mandó a Sudáfrica a vigilar a Iker Casillas. Fantaseaba con que Carbonero le enviaba muchos mensajitos a su móvil por que detrás de la portería no se veía nada.

Más tarde el objeto de deseo fue Pilar Rubio, una reportera que tras una buena lobotomía, presenta un reality petardo y hortera llamado ¡Mira quién baila!. Luego le tocó el turno a Tania Llasera, otra alcachofera antaño, buenorra como todas las que trabajan para el pillo de Emilio Aragón.

Luego se pasó a la otra cera para llevarse a David Cantero de Televisión Española y que que se unió a la horda del terror informativo de Pedro Piqueras. Robó otro sex symbol para cubrir las necesidades de las mujeres cachondas españolas.

Todos los fichajes le salieron por la culata, por lo que invirtió su tiempo en crear sus monstruitos y chonis y viceversa y le salió bien el experimento.