Fotina (La mujer del pozo)
Dame agua para convertirla en vino |
Llevaba años con un flujo de sangre, sin que nadie pudiera curarla hasta que se encontró con un porreta que la curó.
El caso es que el supervisor de milagros, se indignó porque la había curado en sábado y lo suspendió de empleo y sueldo y tuvo que darle las alpargatas y la placa.
Todo aquello era porque era más puta que María Martillo y lo que le sangraba era el amor de tanto usarlo. Entonces los escribas y los fariseos la sorprendieron en adulterio en un puticlub al cual, según ellos, entraron por equivocación y la llevaron al pueblo para lapidarla. Casualidades de la vida, la llevaron ante el mismo porreta para juzgarla.
Al principio no les hizo ni puto caso, pero como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo que el que estuviera sin pecado tirara la piedra contra ella. Se fueron todos, ya que era un pueblo pequeño y todos sabían que eran todos puteros. Así que se fueron todos a casa.
Después de salvarla en dos ocasiones, la muy perra se puso terca y no le quiso dar de beber agua de su pozo. Luego llegaron a un acuerdo comercial en el que ella sacaba agua y él la convertía en vino.
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