Eduardo Casanova

Eduardo Casanova es un Almodóvar de AliExpress. Un jeta sin ningún talento que pretende vivir del cuento y de las ayuditas al cine.

Exige el dinero de los demás para hacer mierdas de películas deficitarias que no ve ni Rita sin tener que arriesgar su propio patrimonio.

Es un quiero y no puedo que va genio bohemio. Piensa que por decir estupideces sin sentido se va a ganar ese aura de locura y genialidad.

Es peor director que actor, aunque parezca imposible.

Se hizo famoso por ser “el chico gay de Aida”, y ahora está intentando crear una imagen de sí mismo en plan intelectual por encima del bien y del mal.

Su primer papel fue en la popular serie Aída. Como lo consiguió, solo lo saben él y él directivo al que le hizo un trabajito y nadie más, ya que estaba oscuro y nadie más lo vio.

Lo contrataron para el teatro, pero duró poco. En cine solo lo contrataban Alex de la Iglesia y Antonia San Juan. Su papel más importante fue en La chispa de la vida. Con semejante trayectoria, poco recorrido tenía su carrera como actor 

Así que en 2011 dirigió su primer corto llamado Ansiedad. Tuvo que pagarla de su bolsillo. Ni se plantearon subvencionarla.

En teatro lo seguía intentando, pero solo duraba una temporada.

En 2014 se acabó Aída y lo único relevante que ha hecho en su vida.

Dirigió otro corto de mierda (La hora del baño) que tuvo que pagar mendigando la pasta a los miles de fans que no tiene. Probablemente también tuvo que pagarla él mismo.

Le fue tan bien que tuvo que aceptar un papel en Gym Tony, pero al poco tiempo lo echaron.

Estrenó el cortometraje Eat my shit. Y eso es lo que hicieron los que fueron a verla.

Siguió actuando en películas que nadie vio, dirigiendo cortos que nadie sabe de su existencia.

Su primer largometraje fue Pieles, que fue un fracaso estrepitoso en taquilla. El segundo (La piedad) fue aún peor. Ningún cine quiso proyectarla. No fue nadie (ni votantes de Voz ni de otro partido) ni con toda la publicidad que hizo haciendo el gilipollas e insultando a todo el mundo. 300.000 euros de subvenciones y solo 2000 personas que fueron a verla.

Desde entonces se pasea por ahí subidito de ego, cuando no ha hecho nada decente en su vida.