Etapas de aceptación del fracaso de un cantante

Lo voy a petar en solitario.
Ya lo veréis 

La Etapas de aceptación del fracaso de un cantante es un proceso por el cual un cantante lidia con su fracaso, ya sea porque su discográfica los haya guiado como el culo o por ellos mismos.

Pueden darse varios casos. Un cantante que simplemente lo acepte dignamente y se dedique a otra cosa, u otros que tuvieron sus años dorados y no reconozcan que su tiempo ya pasó o un petardo que no consigue el éxito ni a tiros, como Ana Mena.

La primera etapa es la negación. Es la de mayor duración. Consiste en negar la evidencia. La discográfica despide al cantante, pero a sus fans les cuenta que le han dado "la Carta de libertad". Quién no entienda este término, pues significa que te han rescindido el contrato porque tus discos no los oye ni el tato.

Otro caso sería si hubiese sido componente de algún grupo musical y haya decidido seguir en solitario. Rara vez eso funciona y normalmente los seguían porque formaba parte del grupo. Otras veces al principio parece que sí pero solo es un espejismo.

El siguiente paso es la ira. La culpa nunca es de ellos. Siempre de una Mano negra. Algo así como Coral Segovia cagándose en los muertos del tal José Luis.

Luego viene la negociación. Para tratar de sobrevivir, se apuntan a participar en algún reality como La voz o Tu cara me suena y es muy divertido ver como los pobres piensan que van a volver a tener éxito. Suelen acabar igual que entraron. Más desesperado es lo de ir a Supervivientes.

También pueden llegar a otras opciones tan grotescas come ser madrina o padrino de un pueblo de Albacete en el Grand Prix de Ramón García.

Caso extremo cuando deciden formar parte de Los Supersingles o intentan ir a Eurovisión y luego te pasan por encima gente como D'Nash, o El Chikilicuatre.

Luego llega la depresión. En sus años de declive decide jugar con la bebida, las drogas, o la comida en exceso.

La aceptación llega cuando deciden ser jurado de un talent show (musical o no). A veces, deslumbrados por los aplausos y los índices de audiencia se vienen arriba y sacan discos pensando que van a resurgir. Pero no. 

Suelen ser discos hechos a toda prisa de mala calidad, incluso versiones que se venden a un euro en el Lidl tirados en una cesta.

A partir de aquí ya aceptan cualquier cosa, desde presentador de Teletienda a concursante de Pasapalabra.

Cantar en musicales también vale como señal de fracaso aceptado, sobretodo si los dirigen los hermafroditas de Los Javis

Otros acaban de cajeras en el Mercadona, dependiente del Mediamark o de un Belros.


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