Raquel del Rosario

Hostia terrible
Raquel del Rosario es una supuesta cantante, más conocida como la irritante cantante de El sueño de Morfeo, cuya voz de pito taladró los oídos de los españoles.

Una canija sin caderas y con una cintura a la altura del pecho. Se salva por la cara, con maquillaje, claro está.

Es tan poca cosa que durante los actos sexuales se desarma y hay que volverla a armar como si fuera Don Potato

Biografía

A los 17 conoció a Feito y en 2000 se fue a Asturias.
Allí se unió a su novio y formaron Xemá.
Conocieron a Juan y nació El sueño de Morfeo.
Pero seguían siendo un grupo local sin demasiada repercusión.

El punto de inflexión llegó gracias a sus intervenciones en la serie El sueño de Antonio Resines Los Serrano en 2005.
Lanzaron su carrera con sus dos unicos grandes éxitos como Nunca volverá o Esta soy yo. Luego vivieron de las rentas un tiempo.

Su decadencia llegó cuando empezó su relación con Fernando Alonso. Fue en ese momento en el que se pudo comprobar, al estar expuesta al foco mediático, lo petarda que realmente era.

Tras eso, su popularidad se fue diluyendo a marchas forzadas.
Intentó resurgir con ese concurso para gays y amas de casa llamado Eurorrision Eurovisión.
En la gala, Raquel del Rosario hizo una de las peores interpretaciones de los últimos años. Una afinación dudosa (por ser generosos) y una dubitativa actuación.

Todo el mundo sabía que ella había desafinado; todos, excepto ella, que poco después del festival acusó a los que afirmaban que lo hizó de «ir de expertos en solfeo». Se libró de ser últimos por apenas 3 puntos.

Ocaso

Aquello fue la puntilla de un grupo que estaba muerto.
Lanzó un disco recopilatorio con grandes colaboraciones con Laura Pausini o Nek y entregaron las armas y pidieron perdón se disolvió el grupo, aunque hoy en día lo niegan y dejan abierta la opción de un regreso.
Pero posiblemente nunca volverán, que nunca han estado aquí.

Vida en América

Puso pies en Polvorilla y se marchó a Los Ángeles, lo más lejos posible de los paparazzis y señoras portuguesas con mala hostia. Vivió una vida relativamente tranquila hasta que su hijo fue a recoger fruta de un árbol y El puma lo atacó al grito de "¡numerao, numerao, viva la numeración!". El llanto del pobre crío alertó a Raquel a tiempo de que la canción llegara a la parte de "pavo real, uuuh" y ya no hubiera nada que hacer.

Lo ahuyentó solo entonando el inicio Contigo hasta el final. No solo huyó él, también todos los pumas de la zona.

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