España en el Festival de la Canción de Eurovisión

España participa de manera ininterrumpida y siempre en la gran final desde su debut en el Festival de la Canción de Eurovisión en 1961, ese acontecimiento anual televisivo europeo que tan poco aporta al mundo de la creación musical.

Lleva años generando una expectativas desmesuradas con sus candidatos a Eurovisión, aunque en los últimos años al final siempre queden en lo más bajo del ránking.

La historia de España en Eurovisión está marcada por más fracasos que éxitos.

Historia

Aunque hoy en día cueste creerlo, al principio, allá por los años 60 España se tomaba en serio este festival.

Años 60

La primera fue Conchita Bautista en 1961 con Estando Contigo. 

El segundo fue Victor Balaguer, el cual se llevó el primer 0 del festival. Fue con la canción Llámame. No debió tener saldo en el móvil.

En 1963 fue José Guardiola. Venía de triunfar un año antes en el festival de Benidorm. Tanto, que había recibido más votos que número de asistentes al certamen. Un éxito sin precedentes. En este certamen no tuvo tanto éxito.

Los TNT fueron con Caracola en 1964, cuya actuación fue reventada por unos valientes que luchaban contra Franco desde el exilio.

Conchita Bautista repitió en 1965 y se pegó un batacazo con un cero patatero.

En los dos años siguientes mandaron a Raphael como artillería pesada, pero no tuvo su gran noche. Bueno, tampoco mala del todo.

En 1968 fue Massiel, la introductora del balconing en España y ganó con una canción con uno de los estribillos más simples de la historia.

España repitió triunfo al año siguiente con Salomé. Desde entonces los eurofans esperan más ansiosos a que llegue la tercera victoria que los madridistas la séptima Copa de Europa.

Años 70

Aún se tomaban muy en serio el concurso y mandaban a los mejores. Julio Iglesias, Karina que casi gana, Jaime Morey el del talonario de cheques para disfrutar y Mocedades, cuya canción es la más recordada y aplaudida internacionalmente en la historia de España.

Tras Peret y el dúo Sergio y Estibaliz llegó Braulio, el cual consiguió ir a Eurovisión gracias a que fue con un coche con fotocopiadora e iba preguntándo a la gente si querían que fuera a Eurovisión. Muchos le dijeron que sí pensando que Eurovisión era un país de África y que era para siempre. Otros dijeron que no, pero aún así la hacía la fotocopia del DNI y lo mandó como voto. Quedó en la posición 16. Omitiremos el hecho de que los participantes era 18.

Tras Micky (el de la armónica no el pelo polla) llegó José Velez, que presentó la canción Vulevudanséavecmua Bailemos un vals con traje de tres piezas blanco, con un rítmico vaivén pendular de hombros y caderas y con los brazos tan abiertos como los del Cristo de Sao Paulo.

Y con Betty Missiego llegó el drama. Más dramático que lo del boicot a Daniel Diges y lo del misterioso giro de Geno. Perdió el primer puesto en las últimas votaciones que eran precisamente de España. Eso si que es un drama y no lo del Holocausto.

Años 80

A partir de esta década empezó a torcerse un poco la cosa. Coincide curiosamente con los primeros pasos de Toñi Prieto en RTVE.

Tras Trigo Limpio y Bachelli llegó una tal Lucía, dejando en la cuneta a Bertín Osborne. Y eso que ella era una simple bailaora de Flamenco. Para colmo llevó una canción que era un tango argentino y el festival era en Inglaterra que estaba en plena guerra de Las Malvinas.

Toda la delegación española tuvo que ser protegida para evitar que los lincharan. Se trajo a España 55 puntos, pero podrían haber sido muchos más y hasta alguna que otra fractura craneoencefálica.

Al año siguiente mandaron a Remedios Amaya con una de las canciones más enigmáticas y surrealistas que llevaron nunca. La letra habla de una barca que va a la deriva, de hacerse trenzas en el pelo, de ojos verdes que la persiguen... El mundo no estaba preparada para esta letra dantesca infernal y quedó con cero puntos.

Después de 3 años mandando representantes decentes (Paloma San Basilio, Bravo y Cadillac) decidieron enviar a Patricia Krauss a pesar de su falta absoluta del don musical, la eligieron para que representara España en Eurovisión en 1987 por vete a saber porqué razón. Ese año tenía que haber ido Vicky Larraz con «Bravo Samurai» en vez de a la Oti y lo habríamos petado en Bruselas. En vez de eso, fue ella con una canción compuesta por ella misma, en plan Merche con un estilismo estilismo lesbodominatrix en plan David bowie y maquillada con la escopeta maquillaje Homer Simpson o se maquilló sin espejo y con la luz apagada. Quedó en un puesto horroroso y solo la votaron los griegos.

Al año siguiente La Década prodigiosa representaron a España en Eurovisión con la canción Made in Spain (la chica que yo quiero) y pasándose a llamar La Década, con la que quedaron en décimo lugar.

La ultima de esta época fue Nina con Nacida para tocarle la churra a Cugat amar. Lo que pasó aquella noche entre ella y Celine Dione lo dejamos para tus sueños eróticos.

Años 90

A partir de aquí, salvo alguna excepción, empezó la decadencia. Tras Azúcar Moreno y Sergio Dalma, que más o menos eran dignos, llegó en 1992 Serafín Zubiri con Todo esto es la música, con lamentable resultado. 

Luego llegó Eva Santamaría con una canción que pretendía ser feminista y que acabó destacando el esperpéntico cuerpo de baile.

A partir de aquí los representantes españoles parece que fueron elegidos sin ganas o a Cara o Cruz.

Tras Alejandro Abad, cantante y canción que nadie recuerda llegó Anabel Conde que casi gana. Luego Antonio Carbonell y Marcos Llunas, el cual se recuerda aún menos que Alejandro Abad.

Mikel Herzog fue en 1998 con una ñoñería infumable, un estilismo caduco y una balada trasnochada deprimente que pasó con más pena que gloria. Y más teniendo en cuenta que fue el año de Dana Internacional. Quedó en el puesto 16 y mucho fue. Eso sí, le echó la culpa a la mano negra y al lobby gay.

España cerró esta década a lo grande, llevando a Lydia. Su discográfica la metió en Eurovisión para relanzar su carrera. TVE había anunciado que Chayo Mohedano representaría a España en Eurovisión con su canción «Lere, Lere» para recular después por motivos desconocidos. Fue con la canción No quiero escuchar. Quedó claro que nadie quería escucharla, por lo menos en el resto de Europa.

Hizo el ridículo y le dieron un sólo punto. Para colmo, salió al escenario con un traje diseñado por Ágatha Ruiz de la Prada que parecia el toldo de un chiringuito.

Años 2000

En 2000 Serafín Zubiri fue otra vez a Eurovisión y empeoró aun más su resultado con Colgado de un sueño. Cómo esa canción pudo superar la puntuación de Sueño Su Boca de Raúl o el Alcanzarás La Luna de Alazán en su preselección, es un misterio.

Al año siguiente apostó por la caspa David Civera. Rosa López representó a España en el Festival de Eurovisión de 2002 con Europe living a celebration. Jamás se supo lo que celebraba Europa, ya que la letra parecía escrita por un mono subnormal. Se veían ganadores y favoritos y se llevaron un séptimo puesto y un gran chasco. Lo más destacado el extraño Giro asimétrico de Geno.

A pesar de haber quedado por detrás de Ainhoa Cantalapiedra y Manuel Carrasco en OT, Beth representó a España en Eurovisión en 2003 quedando octava con una desafortunada actuación con gallos incluidos.

A Ramón del Castillo lo mandaron en 2004 con el tema Para llenarme de ti, un tema pachanguero cuya letra parecía escrita por Arquímedes, con guitarrita española ya acompañado de una absurda coreografía. Todo un espectáculo de orquesta pueblerina.

Las Son de sol fueron elegidas para ir a Eurovisión por España en 2005 con Brujería, una canción a la que no se le entendía absolutamente nada de lo que decía la letra. Bueno, se les entiende decir de soslayo algo así como "que me penetra toda toda". Si ya costaba descifrar la letra, las tres componentes la gritaban al mismo tiempo. Cantaron en castellano, pero es difícil saber qué dicen, y si una desafinaba daba un efecto satánico. Para colmo, hubo que sufrir un rap con voz cazaya de un tipo que aparece de la nada y desaparece tal cual. Al menos le pusieron ganas.

Tras el fracaso del 2005  de las pseudo-Ketchup Son de Sol, los responsables de TVE debían elegir entre Chenoa y Civera, así que esta vez optaron por algo mas arriesgado e innovador lo mismo y enviaron a Las Ketchup. Y para colmo con una canción (Dutty free) con perversas combinaciones de letra en español y en inglés cuyo compositor (Queco) seguramente escribió en algún aeropuerto bajo sustancias psicotrópicas. Al coreógrafo no se le ocurrió otra cosa que poner cuatro sillas de oficina de donde se levantaban y se sentaba, se giraban y volvían a girar, y bastante tuvimos con que ninguna de las de ellas terminara vomitando de tanto dar vueltas. También habían por ahí dos bailarines desorientados.

En 2007 eligieron a D'Nash con el tema I love you mi vida, compuesta por Rebeca obteniendo el 20º lugar de de 24 participantes y cosechando una de las peores actuaciones de España en Eurovisión.

Ante esta época que parecía que enviaban lo peor a propósito, al año siguiente enviaron a Rodolfo Chikilicuatre, siendo la única actuación en la que se pudo escuchar algún abucheo y lanzamiento de verduras. Hubo muchos países que le dieron el voto y logró batir todos los récords en España, con unas espectaculares cifras de audiencia que hacía años que no se lograban.

En 2009 mandaron a La Poyeya Soraya Arnelas. Su canción las tenía todas consigo: una melodía horrorosa, una voz forzada que se quiebra en los momentos claves, gritos al final, una letra ridícula, spanglish, arreglos étnicos y una puesta en escena descaradamente copiada de Helena Paparizou, ganadora por Grecia hacía unos años.

Su actuación incluía purpurina y magia, como los shows de Juan Tamariz con ritmos orientales pasados por el dance hizo que sonara desfasado.

Quedó penúltima y echó la culpa a todo el mundo menos a ella. Pese a que hay teorías que apuntan a una mala elección de la canción, ella aseguró que hubo una Conspiración judeo-masónico-comunista-internacional contra España por la negativa de TVE a retransmitir la segunda semifinal del concurso.

Años 2010

Por esta época ya parece que más que no tener ganas de ganar parece que elegían los candidatos para perder o chanchulleos con discográficas.

Daniel Diges se presentó como candidato con el tema Algo pequeñito, con el que se clasificó para la fase final en una gala tras una gala interminable y llena de fracasitos. Ganó porque tocaba ir de serios ese año.

El follón de El Cobra no le vino mal, porque todo el mundo hablaba de Eurovisión, cosa que, sin el suceso, no habría pasado.

Durante su actuación, un espontáneo gilipollas saltó al escenario. Daniel Diges y sus bailarines continuaron con la canción. El gilipollas era Jimmy Jump, (aunque algunos aseguran que era Coral Segovia disfrazada) que se metió entre los bailarines para joder la actuación de España, con una camiseta negra y barretina.
Aún así, Jimmy Jump mejoró la coreografía mientras Daniel Diges cantaba una tontuna repleta de oeoeoés.

En 2011 fue Lucía Pérez después de un delirante formato de preselección. La canción era mala hasta decir basta, parecia un descarte de un disco de Lolita. Le tenían que haber quitado lo bailao y lo cantao con esta canción de fiestas de pueblo o de pub en verano para cuando vas ciego.

Tras Pastora Soler llegó en 2013 El Sueño de Morfeo. En la gala, Raquel del Rosario hizo una de las peores interpretaciones de los últimos años. Una afinación dudosa (por ser generosos) y una dubitativa actuación.

El último puesto, merecido. Sólo consiguió 8 puntos. Y los consiguió porque hay gente muy generosa en el planeta o porque hubo quien se equivocó de número al marcar. Aquello fue la puntilla de un grupo que estaba muerto. De hecho algunos pensaban que ya estaba desaparecido.

A partir de 2014 parecía que les volvió un poco las ganas y empezaron a mandar a representantes dignos. A Ruth Lorenzo la siguió Edurne y luego en 2016 Barei, aunque con una canción mediocre con algún que otro arreglo un tanto amateur que fue el mal menor, ya que el resto de la preselección eurovisiva eran aún peores.

Tuvo dividido al país por su movimiento de pies epilépticos. Actuó maquillada y peinada como un travesti atropellado y quedó en un puesto 23, aunque tampoco merecía tan poco.

En 2017, unos señores que paseaban por la calle que elegían a los peores cantantes, eligieron a Manel Navarro para que fuese el representante español en Eurovisión.

Se hizo un paripé para hacer que todo era legal. Previamente hizo un contrato con Xavi Martínez para ponerle en la radio y vender y demás. Eso y que además de que formó parte del jurado, la hija de una directora de TVE trabajaba en su discográfica.

Su elección olía de lejos a gallinero chamusquina. Su actuación en Eurovisión fue desastrosa. Su gallo superó El Poyeya o La noche es patamí de Soraya y  su noche eurovisiva se saldó con una lapidación pública en toda regla. Su canción únicamente obtuvo cinco puntos (todos de Portugal). Obtuvo el peor resultado de España en este siglo XXI. Tras esto, tiró todos sus cereales Kellogs a la basura.

En 2018 mandaron aquella mierda de Tu canción de Alfred y Amaia.

En 2019 Miki Nuñez llevó La venda a Eurovisión. Un tema que parecía el resultado de una noche de fiesta entre Los inhumanos y Macaco. Recibió 7 puntos de Rusia y Bielorrusia. Luego le quitaron 6 porque por lo visto los bielorrusos tenían a un pájaro picoteando las teclas como jurado. Al final el único país que le dio puntos en Eurovisión fue Rusia y le dio 1. Hasta la polla de Roi operado de fimosis tenía más puntos.

Años 2020

Al primero que mandaron fue a Blas Cantó, pero una pandemia mortal nos libró del resultado de Universo. 

Eligieron Voy a quedarme en los últimos puestos. Algo que recuerda mucho al caso de Lydia y su No quiero escuchar esta canción. Después del fracaso, solo queda saber qué harían con la estrella de la muerte.

En 2022 fue Chanel. En su camino las feminazis trataron de cambiar la letra de la canción porque no era feminista. Por suerte, quien dirige el cotarro se negó.

En Eurovisión quedó tercera por culpa de los tentáculos de Soros. Ganó Ucrania por la propaganda antirrusa. Un timo.

Al año siguiente, en 2023 fue Blanca Paloma con Eaea, una nana.

Pensaban que Rosalía era lo más en Europa y fueron casi todos con ese rollo. Por lo visto no sabían que lo de la tipa esa es humo y cantidades ingentes de publicidad.

Pensó que una nana por bulerías árabe electrónica con palmas y quejíos deslumbraría a los europeos.

Pero en Eurovisión fue otra cosa. El jurado la puso novena con 95 puntos. Pero lo del televoto ya fue un desastre épico. Unos tristes 5 puntos. 3 de Portugal y 2 de los espectadores que veían el festival en toda Latinoamérica.  Un desastre, chico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Paja y dos vasos de agua

Isabel Díaz Ayuso

Antonia San juan