Ricardito Boffil

Ricardo Boffil es un borjamari de esos que nacen con un lingote bajo el brazo y una Kawasaki en los pies.

Saltó a la fama por casarse con la hijo de Julio Iglesias. Los padres lo liaron con este ser porque temían que su hija no sirviera más que para fregar platos.
Lo que no sabían es que el niñito le daba a la botella que no veas.

Tras una rápida separación matrimonial, tuvo una carrera mediática breve pero intensa.
Se dedicó a salir  visiblemente alcoholizado a varios programas para hacer imitaciones de su familia política.

Luego tuvo una relación con Paulina Rubio y empezó a abusar ligeramente del consumo de ciertos polvillos blancos. Se casaron por el rito kulunguele en África, algo que por alguna razón no tuvo validez en España. Ni México.

Ricardo pasó de moda y volvió a una existencia anodina con algún que otro intento más de ser artista, como aquella mierda cinematográfica de  Hotmilk o cuando escribió un libro que se llamaba Perséfone y que, para el estupor colectivo, la editorial Tusquets tuvo el valor y la poca vergüenza de publicar.

Hoy en día vive de su oficio de arquitecto.

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