Esther Doña

Muy bien le tiene que
salir lo del carrete filipino
Esther Doña es una Cazafortunas y modelo que ha ido de churra en churra millonaria.

Era modelo aunque duró muy poco. Era muy mona, pero tenía el mismo "arte" para desfilar que La Jesulina.

Intentó ser empresaria pero tampoco. Y eso si no es que todo lo anterior sea mentira y se dedicara a subir y bajar pieles.

Así que fue oteando el horizonte en busca de viejos a punto de palmar.

Su primer matrimonio fue mucho más discreto. A los 26 años se casa con un hombre cuya casa tras el divorcio, se vendió por 240.000 euros.

Su segundo marido ya lo buscó con más pasta. Ahi tuvo el primer contacto con la vida de lujo. Le regalaba cosas como un todoterreno de alta gama de 50.000 euros. Pero apenas le llevaba 20 años y no era lo suficiente viejo y el empresario se buscó otra novia más joven. 

Lo de desayunar caviar le gustó mucho y pronto se puso en modo cazadora. Tuvo diversas relaciones amorosas con varias personalidades muy conocidas de España. José María González de Caldas, expresidente del Sevilla FC y con Bertín Osborne o Máximo Valverde. Ninguno picó.

Pero su suerte cambió. Conoció a un ricachón a tiro de piedra de encontrarse con San Pedro. Era Carlos Falcó el padre de Tamara Falcó.

Pasaron dos veces por el altar. Primero hubo boda en secreto no fuera que sus herederos lo inhabilitaran al viejales querían sentirse, como dice, una "pareja de traviesos enamorados". Seguramente fue idea de ella y le hizo creer que fue de los dos.

Los hijos la calaron enseguida. Muy tonto habria que ser para no darse cuenta. Tres años le duró la vida de lujo.

Cuando se abrió el testamento ella ya se veía marquesa en su mansión tirándose al que limpiaba la piscina. Pero no le tocó nada. Ni siquiera el usufructo de El Rincón. El titulo de marquesa fue a Tamara Falcó.

Le salió muy mal la jugada y poco beneficio sacó de limpiarle las babas al viejo. Ni al funeral la invitaron.

Tras la muerte, un día, de repente, sintió el impulso de abandonar El Rincón porque Sin Carlos, aquel era un hogar sin alma los hijos del marqués, tras unos meses, decidieron no seguir pagando los gastos del mantenimiento del palacio.

No tardó mucho en volver a la caza y el pringao fue el juez Santiago Pedraz. Se conocieron curiosamente, a través del marqués de Griñón. Lo más probable es que desde aquella época fuera a él al que le hiciera el carrete filipino.

Se iban a casar, pero ella vendió la exclusiva de la boda y el juez la mandó a freír espárragos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Santiago Vázquez

Isabel Díaz Ayuso

Antonia San juan