David Azagra

No es magia...
Son tus impuestos
David Sánchez Pérez-Castejón, más conocido como David Azagra, es un supuesto músico con cara como si José Luis Perales hubiera nacido con cromosomas de más, cuyo hermano El Fraudillo, sabiendo que era poco o nada currante ni talentoso, lo ha colocado en movidas culturales y diputaciones.

Estudió Económicas, pero, al acabar la carrera, viendo que había que trabajar, un buen día dijo que quería dedicarse a la música y que iba a marcharse a Rusia a estudiar.

Tras estudiar allí, se convirtió en un director de orquesta torpe e inútil.

Como músico poco que se sabe. Supuestamente en 2010 compuso la música de un ballet de Nacho Duato. No sabemos si es verdad o en realidad fue Arvo Pärt quien la compuso y él figuró como co autor para salvar un veto del Ministerio de Cultura por Nacho al pertenecer a la fachosfera. Algo así como hizo su hermano con Irene Lozano con su "Manual de resistencia".

Trabajo por dinero...
No se qué, no sé cuanto...
Por dinero
Sus representaciones como director de orquesta, a pesar de estar hiper subvencionadas, suelen ser un fracaso. Masacradas por los críticos, una representación y suelen ser retiradas de cartel.

En 2017 después de conseguir con un concurso “de diseño” y un tribunal con diputados del PSOE un puesto en la Diputación de Badajoz creado para él, desplegó en su despacho un cartel con el logo de la oficina musical pública que dirige en el que se puede leer: «Ópera Joven. La ópera está más cerca de lo que piensas». 

Concretamente Elvas (Portugal) después de su retiro espiritual excedencia en la Diputación de Badajoz. Por lo visto, pasarse el día en su despacho leyendo el Marca era muy estresante.

Pidió hacer una ópera (L’elisir D’amore de Donizetti) que costó más de 100.000 euros que fue masacrada por la crítica.

Pensaba que se la iba a colar a expertos y que no notarían que solo hacía aspavientos sin tener noción o alguna idea de lo que estaba haciendo.

La orquesta parecía más una banda de pueblo, desmadrada y desorientada. Los cantantes hicieron lo que pudieron. La escenografía cutre. Más propia de una obra de instituto.

La paz perpetua costó 130.000 euros y recaudó 2000.

Está vez la escenografía acabó siendo construida por los alumnos del módulo de carpintería y soldadura del IES San José. No es broma.

En ella, dialogan tres perros que quieren formar parte de un equipo de élite de lucha antiterrorista. No hay constancia de crítica. Posiblemente ni ellos fueran al estreno con semejante sinopsis.

Con dos óperas ya se ha ganado mala fama y dudamos que haya tercera. Y si la hay, sólo aceptarán músicos de tercera o cuarta fila, con catastrófico resultado.

A pesar de su escaso, pésimo y desconocido currículum (cuando no inventado), en 2024 El Teatro Real lo fichó como asesor casualmente tras aumentar en 7 millones la aportación del Gobierno que tenía por ahí de sobra de los fondos europeos. Cuando ascendió a coordinador de actividades a Jefe de Artes Escénicas, con un aumento salarial del 22% hubo casualmente otro aumento en el presupuesto. Un talismán. 

Hoy en día conserva ambos puestos.



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