Kim Kardashian

En su casting en Blacked
Kim Kardashian 
es una influencer antes de que existiera la palabra, empresaria, abogada en prácticas, performance artist del capitalismo sentimental.
Reinventó la fama y tras ellas salieron una retahíla de chonis de Instagram buscando fama.

Nació en una familia con dinero, conexiones y suficientes dramas como para llenar 12 temporadas de telenovela Beverly Hills.
Hija de Robert Kardashian, el abogado de O.J. Simpson y de Kris Jenner, una manager que podría venderle hielo a un esquimal.

Desde pequeña supo que lo suyo no era estudiar.
Era ser el centro de atención sin hacer ruido.
Y lo logró como quien inventa una religión basada en selfies, brunch y traiciones estéticas.

Su fama llegó con un vídeo de un rodeo o algo así. Había empotramiento seguro. Lejos de hacer un drama le sacó un alto rendimiento.

Convirtió una crisis pública en una franquicia familiar multimillonaria.

Desde entonces todas quieren ser como ella, vivir en modo putilla fácil.



 


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