Maruja Torres
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La Charo Suprema |
Es el ejemplo perfecto de lo que ocurre cuando alguien confunde tener una opinión con tener razón. Progresista de salón, feminista de cóctel, comunista con pensión vitalicia, y anarquista de yate (siempre prestado, eso sí, para mantener la moral intacta). Cree que todo lo malo que sucede en el mundo es culpa del neoliberalismo, excepto cuando lo paga la editorial Alfaguara.
Su pluma es como un cóctel mal agitado: una parte de experiencia personal que no pediste, dos partes de furia pasivo-agresiva, y una cereza de odio gratuito hacia cualquier cosa con pene o cuenta de Twitter de derechas.
Se ha dicho de ella que escribe como si Umbral y una freidora se hubieran enamorado en la redacción de Interviú, pero con más grasa.
Biografía
Nacida en el siglo pasado, Maruja Torres alcanzó la fama a través de un complejo proceso que consiste en escribir lo mismo con distintas comas. Su obra gira en torno a temas tan variados como su desprecio por los hombres, su desprecio por las mujeres que no la aplauden y su desprecio por la realidad objetiva. Ha sido galardonada con premios que demuestran que, efectivamente, el jurado estaba borracho o no quería quedar mal con El País.
Obra
¡Oh es él!: Autobiografía emocional con trampa. Relato de cómo el amor duele, los hombres apestan, y la vida es injusta salvo cuando te publican.
Amor América: Un viaje sentimental por América Latina, en el que los paisajes son excusa para hablar de desigualdad, nostalgia, y la grandeza de los pueblos que votan mal pero bailan bien.
Un calor tan cercano: Novela autobiográfica disfrazada de ficción (mal disfrazada).
Mientras vivimos: Dramón con pretensiones de novela. Ganó el Planeta, lo cual puede significar muchas cosas. Ninguna de ellas tiene que ver con el entretenimiento.
Hombres de lluvia: Una historia de amor, muerte y Oriente Medio, en la que lo más violento sigue siendo el juicio a la masculinidad.
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