Segunda Reconquista Española (2035)

España, 2034, tras años de inacción institucional, se ha fragmentado en microestados gobernados por normas no escritas, ofendidómetros automáticos y grupos de WhatsApp. La Moncloa sigue en pie, aunque con más plantas de interior que leyes útiles.

El país ya no es una nación: es una comunidad de sentimientos descentralizados, donde el BOE se imprime en formato de cuento infantil ilustrado para no herir susceptibilidades.

Torre Pacheco: El Laboratorio del Desentendimiento

Todo comenzó en Torre Pacheco, antaño epicentro agrícola de Murcia, luego transformado en zona de exclusión institucional. El Estado se retiró por "respeto a las dinámicas culturales locales", dejando el orden público en manos de un acuerdo tácito entre clanes, cooperativas y repartidores de comida rápida.

El Ayuntamiento propuso como solución la creación de una "Brigada de Mediación Pluricultural" equipada con tambores africanos y folletos sobre el islam moderado.

Las reyertas callejeras eran catalogadas como "fricciones interculturales no hostiles" y el incremento de la delincuencia fue atribuido a "la tensión climática sobre las identidades móviles".

Cuando un grupo de vecinos organizó patrullas vecinales con linternas y silbatos, fueron tildados de "fachas acústicos" y llevados a talleres de reeducación emocional organizados por el Ministerio de Diversidad Fluida.

Madrid: La Cúpula de la Empatía Paralizante

En la capital, el Gobierno respondía a los incidentes de Torre Pacheco con notas de prensa redactadas por poetas urbanos subvencionados que escribirían cosas como:

“El conflicto es el abrazo mal entendido. En lugar de alarmarnos, debemos dialogar con la tensión, acariciarla, y darle un contrato de arraigo por silencio administrativo.”

Mientras tanto, los ministros debatían durante horas si decir “delincuente reincidente” podía ser ofensivo para las emociones del delincuente.

La Ley de Inacción Preventiva

Se aprobó la Ley de Inacción Preventiva (LIP-2032), que establece que:

Cualquier actuación policial debe ser aprobada por tres asambleas barriales, un comité de antropólogos y un influencer racializado.

El uso de la palabra “problema” debe sustituirse por “dinámica transformadora”.

El delito reincidente se considerará una “expresión cíclica de carencias estructurales”.

Los alcaldes de municipios rurales comenzaron a enviar cartas desesperadas al Gobierno, pero eran respondidas con emojis de palomas y corazones.

El Estallido: El Frente de las Gorras Verdes

Un grupo de agricultores de Torre Pacheco, cansados de robos, amenazas y la pasividad institucional, fundó el Frente de las Gorras Verdes. Reclamaban solo tres cosas:

Que la Guardia Civil volviera.

Que el Código Penal no tuviera notas al pie con aclaraciones sociológicas.

Y que el telediario hablase alguna vez de ellos sin poner música de flauta andina.

El Gobierno los tachó de “rebeldes con déficit formativo en gestión emocional”.

El Último Bastión: La Soria Preconstitucional

Inspirados por Torre Pacheco, otras zonas rurales se levantaron. Soria declaró la vuelta al huso horario de 1975. En Teruel se creó la primera “Guardia Pretoriana del Sentido Común”. Y en Jaén, los olivareros tomaron Canal Sur y lo convirtieron en una emisora bilingüe: español y cabreo.

La portavoz del Gobierno, desde su retiro espiritual en un yurt ecológico en Formentera, declaró: “El Estado no está desapareciendo. Solo está transicionando hacia una forma líquida de existencia. Como el amor, como el yo.”

Y así acabó España: por un choque de civilizaciones, de incompetencias cubiertas de eufemismos.

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