Britney Spears
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Buscando al autor de este artículo para darle Un paraguazo |
En su época algida de lolita. De cara me parecia una tia del montón e insulsa y de cuerpo pues estaba bien pero sin mas. Videos muy chabacanos y de evidente calientapollismo pero forzado también
Es un meme viviente.Una leyenda por accidente.
Una santa patrona del exceso.
Una mujer que, contra todo pronóstico, sigue en pie, con glitter en los ojos y pollo al vapor en el plato.
Biografía
Nacida en Louisiana en 1981, Britney Jean Spears fue una niña con grandes sueños y aún mayores problemas de contexto. Su familia era tan pobre que se alimentaban a base de ardillas que cazaban a mordiscos. Esta dieta proteica salvaje forjó no solo su cuerpo, sino también su espíritu de superviviente, y quizás su futura pasión por abrir un restaurante propio.
Su carrera comenzó en El nuevo show de Mickey Mouse, ese vivero oscuro de talentos destinados a brillar, estallar y luego protagonizar titulares en TMZ. Allí coincidió con otras futuras instituciones mentales como Christina Aguilera, Justin Timberlake y Ryan Gosling, aunque él escapó a tiempo.
Ya entonces apuntaba maneras: participó en la orgía fundacional de Disney París (dato que aún investiga la Interpol del entretenimiento) y actuó en una obra musical llamada Ruthless, donde aprendió a fingir emociones, habilidad que luego usaría para simular entusiasmo por sus discos post-2011.
Virgen promiscua y colegiala nuclear
En 1999 lanza Baby One More Time, el disco que cambiaría la historia del pop y de los uniformes escolares. Britney, entonces una adolescente con voz nasal y abdominales de acero, se convirtió en la lolita planetaria. El videoclip provocó más infartos en padres que la factura de la universidad.
Luego vino Oops!... I Did It Again, donde Britney, vestida de goma roja, baila en la Luna y flirtea con astronautas. La letra es una oda al despiste sensual: “¡Uy, lo hice otra vez!” (como si perder la virginidad metafórica en cadena fuese un tropezón leve). La duda sobre su pureza crecía al mismo ritmo que sus ventas.
En I’m a Slave 4 U (2001), Britney se suelta la coleta, el corsé y las normas. El videoclip parece un simulacro de sauna ilegal, con sudor, caderas, y una serpiente a lo Madonna en versión Pokémon. Su castidad seguía en debate público, pero ya nadie prestaba atención: todos miraban sus braguitas por encima del pantalón.
Gallinas, Federlines y Apocalipsis Pop (2004–2008)
Y entonces, todo se fue al carajo.
Britney se casa con Kevin Federline, bailarín sin ritmo y sin renta, que rápidamente pasa de backup dancer a parásito oficial. Tienen hijos, dramas, y momentos que harían llorar a una telebasura. Mientras tanto, Britney cae en espiral: fiestas con Paris Hilton, paraguazos a paparazzis, entradas y salidas de centros de rehabilitación como quien va al Starbucks.
2007 fue su annus horribilis: se rapa la cabeza como monje tibetano con demencia, grita en gasolineras, y protagoniza la actuación más infame en los MTV Video Music Awards: un playback zombi de Gimme More donde su alma ya estaba de vacaciones en Mordor.
Y sin embargo, en medio de este apocalipsis químico, Britney lanza Blackout, el mejor disco que jamás grabó en estado de desconexión cósmica total. Producido entre redadas policiales y noches de estupefacientes en polvo, fue un hito electrónico que redefinió el pop. Ni ella sabe cómo lo hizo.
Tutelas, circos y pollo hervido
Después del caos vino el circo, literalmente. Circus (2008) es su comeback parcial: Britney vuelve a los escenarios, esta vez bajo la tutela legal de su padre, quien administra su carrera, sus finanzas y hasta sus menstruaciones. Britney canta “I’m like the ringleader, I call the shots” mientras no puede ni firmar un cheque.
En esta etapa sigue lanzando discos con nombre de perfume (Femme Fatale, Britney Jean, Glory), giras millonarias con playback tan agresivo que debería acreditarse al productor como “voz principal”, y videoclips donde parece estar grabando con un ojo en el guion y otro en el psiquiatra.
Durante años vive bajo dieta espartana: pollo hervido, frutas tristes y verduras sin sal. Una vez rompió a llorar cuando la llamaron gorda por la calle, y decidió montar un restaurante, con su padre al mando. Una jugada maestra para tenerlo ocupado sirviendo ardilla a la brasa mientras ella recupera su figura emocional.
Jardinería, judaísmo y redes sociales enloquecidas
Britney descubre la jardinería espiritual. Postea en Instagram con más emojis que letras, baila descalza como si estuviera invocando a un duende, y comparte videos de ella misma girando sin rumbo en salones decorados como si Liberace vomitara lentejuelas.
Cambia de religión como de look. Se la ha visto con símbolos cristianos, judíos, y probablemente santería pop. Enamorarla implica aceptar que cambiará de fe, dieta y nacionalidad sin previo aviso. Ha salido con coreógrafos indios, managers con peinados de abogado barato, y algún holograma de lo que solía ser amor.
Britney Libre y Presidenta Espiritual del Caos
En 2021, gracias a la campaña #FreeBritney, el mundo descubrió que su padre la tenía más controlada que Corea del Norte a sus habitantes. Finalmente se libera. Recupera su fortuna, su carrera y sus publicaciones de Instagram donde baila vestida como vagabunda mágica.
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