Jaime de Marichalar
Cuando fue a ver a don Juan Carlos I a pedirle la mano de su hija y le preguntó si la que quería era la grande o la pequeña y el pobre Jaime pensó que también era deforme de las manos.
Le apodaron el podólogo por quitarle un cayo a la reina cuando se casó con ella. Lo más inquietante fue que tuvieron sexo y producto de esto tuvieron un hijo y claro, no tuvieron reparos en ponerle nombre: Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón. Luego tuvieron una hija, igual de fea.
Tras el nacimiento de su primer hijo, al ser preguntado sobre si se parecía el recién nacido a algún progenitor dijo que era igualito a la madre, el pobre. Aunque intentó corregir en vano.
Sufrió un ictus cerebral en 2001, padecimiento que pasó a la posteridad bajo el nombre de marichalazo. Término acuñado por Joaquín Sabina, quien sufrió uno debido al consumo de cocaína.
Desde que el cese temporal de la convivencia o más sencillamente dicho que le mandó a paseo su señora esposa, no ha hecho más que caer al vacío. Pasó de la dobladura de cerviz a la lapidación pública sin pausa publicitaria. La figura de Jaime de Marichalar retirada del Museo de Cera de Madrid no quedará olvidada y cubierta de polvo en algún cuarto perdido ya que fue a la basura directamente y unos mendigos le le prendieron fuego para combatir el frío.
Después de meses de intensa lectura, la infanta Elena y su ex marido han acabado de revisar las cinco cláusulas del acuerdo de divorcio. Cabe destacar que la infanta será mantenida por andaluces y aragoneses, mientras que Marichalar volverá a recibir la paga de sus padres.
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