Pablo Echenique
Pablo Echenique es el político más tóxico de la clase dirigente española. Su sectarismo, que parece nacido de un resentimiento incombustible, le lleva a lanzar constantes ataques a los periodistas que señalan las corruptelas de su menguante partido, cada vez menos votado fuera y cada vez más despótico dentro.
Su manejo de las redes sociales es una enciclopedia del bulo, un escaparate del odio cainita y un acabado muestrario de intolerancia, incultura, zafiedad y brutalismo.
De su boca solo salen escupitajos de odio, la maldad personificada. Pero el mayor problema de no procede de sus deficiencias morales sino de sus problemas con la ley.
De alguien como él nadie espera que dimita. Solo que acabe pronto su infame paso por la política española, que tanto ha degradado.
Biografía
Nació en Argentina, pero llegó a España con tan solo trece años. Con una discapacidad física degenerativa que le mantiene en silla de ruedas desde la cuna, cogió un día un avión para cruzar el Atlántico.
Emigró a España y estableció su residencia familiar en Zaragoza.
Aquí estudio Ciencias Físicas y se especializó en molecular, cuántica y biocomputación.
Carrera política
En 2014 entró en Podemos y fue eurodiputado.
Según declaró, sus prioridades serían la discapacidad y la ciencia. No cumplió nada de eso, ya que al año siguiente rivalizó por la presidencia de Aragón con la popular Luisa Fernanda Rudí.
Tampoco es que durara mucho, ya que un año después alcanzó la secretaría de Organización del partido sustituyendo al purgado errejonista Sergio Pascual, donde impuso un estilo chekista.
Tras los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 26M lo echaron y pusiero en su lugar al Fumao de Las Rastas.
Desde entonces tiene un carguito que no se sabe muy bien qué hace, el cual le deja mucho tiempo para hacer el ridículo en Twitter.
Desde entonces va de condena en condena.
La primera fue 11.000 Euros por contratar ilegalmente, sin dar de alta en la Seguridad Social, a un asistente personal. No pasó nada y todos en Podemos callaron sin rechistar atacando, como siempre, a las cloacas mediáticas de la derecha.
Además, cuando se destapó el caso, iba por mítines y programas televisivos contra aquellos que defraudaban a la Seguridad Social. La pillada fue manifiesta.
Llamar violador a un asesinado le cuesta 80.000 euros.
Su larga mano aparece en todos los asuntos turbios de la formación morada bajo la sombra de la consultora Neurona. También se ha publicado que él figura como apoderado de una cuenta de Triodos Bank.
En 2017 a Echenique no se le ocurrió mejor idea para quejarse de una manifestación en los exteriores del recinto donde Unidas Podemos celebraba una asamblea en Zaragoza que llamar «primos de los nazis, del partido alemán de ultraderecha Alternative für Deutschland» a dos personas mayores que allí se manifestaban y querella al canto.
Tampoco anduvo muy fino cuando decidió insultar al partido de Santiago Abascal y, de paso, a PP y Ciudadanos al decir que estos dos partidos negociaban el Gobierno de Andalucía con los cómplices de los violadores y los asesinos. La causa aún sigue abierta y Echenique puede estar jugándose una pena de cuatro años de cárcel.
También fue denunciado por sus vecinos. Creyó que en su vivienda podía hacer todo aquello que le diese la gana y colocó un aire acondicionado y unas cámaras de vigilancia sin consentimiento de los vecinos de la zona. Resultado, otra denuncia de uno de ellos, apertura de un expediente sancionador y, al final, retirada de los elementos so pena de una multa que podía haber alcanzado los 600.000 euros.
Queda saber cómo pagará todo esa descomunal cantidad de dinero y de dónde saldrá, ya que según ellos, el exceso de dinero va a la Caja B Caja S.
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