Samantha Hudson

Samantha Hudson o 
Sia borracha
Iván González, más conocido como Samantha Hudson, es un travesti mamarracho muy feo (de esos que aparecen en cunetas muertos) que vive de la farándula gracias al altavoz que le da el Nuevo Orden Mundial y la Agenda 2030 a sus marionetas.

Un producto de una sociedad irresponsable y decadente, que solo le rien las gracia sus titiriteros. Hasta a John Waters le darían arcadas. Todo lo que dice está tan podrido como su propia boca.

Este mediocre aprovechó el tirón mediatico de La Veneno para creerse su sucesora. Sigue ahí porque hay alguien empeñado en que este personaje triunfe sin tener talento alguno. No hace comentarios agudos o inteligentes y no canta bien.

Como buen progre, va de comunista y adora a Lenin, Stalin o El Che. Esos, que lo mandarían a un gulag de Siberia, harían jabón con él, lo ahorcarían o lo fusilaban.

Para colmo, es de esos personajes ya se están volviendo repetitivos con sus pseudos actos de rebeldía en el que al final, lo que buscan es obtener likes y entrar en los mismos círculos o medios pseudo progres o alternativos. De tan moderno que quiere ir acabó siendo una copia de una copia.

Este personaje nació gracias por culpa de un proyecto escolar cuando cursaba primero de bachiller. Aquel consistía en un videoclip que verlo da cáncer en los ojos y Sida en los oídos.

La canción llamada "Soy maricón" se supone que protestaba por el trato dado por la Iglesia al colectivo LGTBI, pero en realidad contiene todo tipo de insultos y blasfemias contra las creencias religiosas y los símbolos cristianos.

Esto levantó pollas ampollas y provocó que las instituciones eclesiásticas se lanzasen a atacarla e intentasen incluso que expedientasen a su profesora. 

Después de eso, intentó autoasesinarse tirándose de un balcón. Por desgracia sobrevivió y solo hubo que lamentar el daño causado en el pavimento.

Se hizo famoso por un monólogo ridículo y horrendo que hizo en los Premios Feroz 2021 con un taparrabos mal cosido y unos abalorios comprados en el chino de su barrio. Se suponía que era gracioso, pero los únicos que parecían reirse y divertirse algo eran Los Javis. El resto no entendía nada. Hasta Paca La Piraña daba la sensación que se sentía hasta incómoda. Incluso hubo gente que abandonó sus butacas.

Hubo un iluminado de Doritos al que le pareció buena idea contratarlo como imagen de la marca. Duró dos días. El creativo no sabemos quién fue, pero nos imaginamos que fue una Charo de pelo rojo.

Después de eso a lanzando canciones horteras y malas que compone en cinco minutos y a vivir lo que le quede en el mundillo hasta que se cansen de él o el Fentanilo haga su magia.

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