San Pedro

No sé quien es ese tal
Jesús. Yo soy de Barrabás

Simón Pedro, conocido artísticamente como San Pedro, fue uno de los apóstoles de Jesús más destacados, pero más por bruto y cobarde que por otra cosa.

De hecho no era conocido como Pedro (Roca), por aquello de ser la piedra de la iglesia, si no como Cefa, que significaba igualmente piedra, pero de esas que hay en el camino y se arrojan. Vamos, que era algo así como el tonto del pueblo.

Todo comenzó un día que estaba pescando con su hermano Andrés. Se les daba fatal, así que un melenudo pasó por allí y les ofreció un trabajo de pescadores de hombres. Ellos aceptaron inmediatamente.

Lo más probable es que pensaran que su trabajo consistía en reclutar efebos para algún harén homosexual.

Entonces fue cuando Jesús le cambió el nombre y le dio las llaves del Ferrari reino de los cielos, pero se le olvidó decirle por donde quedaba. Bueno, se lo dijo mil veces, pero no lo entendió ninguna, ya que no fue al colegio y solo tenía estudios en la Hunibersidad de la bida.

Un día llevó a su maestro a casa, ya que su suegra estaba enferma y no tenía quien le planchara los calzones ni quien le hiciera un sándwich. El maestro la curó y dejó la casa limpia como una patena, la ropa planchada y la comida lista. Luego murió de agotamiento. Jesús no la resucitó porque tenía cosas mejores que hacer que revivir a una Charo.

Cuando arrestaron al carpintero lo negó tres veces. Y porque no le preguntaron cuatro. Tras la muerte de Jesús, decidió ir en solitario.

Fue a lo mochilero por el mundo y fue arrestado por Herodes en 44, pero logró huir en un despite de la guardia romana.

Luego vio negocio con aquello del cristianismo y se nombró el mismo Papa.

Se mudó a Roma, ya que allí se estrenaba en el cine Quo Vadis y el primer programa de Jordi Hurtado. Allí conoció a Martirio, una cantante española.

Poco tiempo después Nerón lo mandó crucificar boca abajo, ya que era la moda de aquella época.