Rabocop
Rabocop es como se conoce a una máquina policial perfecta para penetrar allí donde nadie se atrevería con licencia para follar cardos cuperos.
Antes de convertirse en rabocop, era un policía normal y corriente. Se metía rallas y pegaba a indigentes.
Pero un día un cazatalentos lo quiso transformar en un vividor follador capaz de taladrar feas cuperas y otras cosas desagradables que harían vomitar a Rambo.
Se entrenó sodomizando zarigüeyas y ratas de alcantarillas. Se volvió un experto follador y desarrolló una gran capacidad para cazar orcos que ni Legolas.
Se infiltró en grupos de terroristas feminazis independentistas que soñaban con su mugremita azul.
Supo soltarles la lengua a las catalanas. Y no, no hablamos del 25%.
Pasó tres años infiltrado en el inframundo independentista catalán, repartiendo bendiciones con su prodigioso hisopo entre las militantes antisistema.
Una vez cumplió su misión, volvió a su vida normal. Estuvo sumergido en zotal varios meses para quitarse la piojada y el olor a mugre.
Se le destinó a una embajada en un país lejano, donde podrá continuar haciendo feliz al personal.
Quisieron darle la medalla de oro al mérito policial por su sacrificio por la patria, peto lo desechó. Prefirió que a cambio le dieran penicilina y una lobotomía.
Las cuperas, al enterarse, quisieron denunciarlo por violación en diferido o algo así.
Las de Bildu solicitaron a Marlaska que les mandara cuanto antes un policía camuflado, de similares características, para que también se infiltre entre ellas.
Pase lo que pase, nadie le quitará lo follado.
Hoy en día, El Rabocop está incluido en el Libro de Colegas de Barney Stinson.
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