Carlos Jesús

Puede curar a los cojos,
 resucitar a los muertos
 y quitar flatulencias
Carlos Cabello Rey, más conocido como Carlos Jesús, es un profeta elegido por el altísimo y los aliens retrasados de Zeta reticuli.

Este natural del barrio sevillano de San Vicente que vino al mundo el 24 de Enero del 1945 junto a un hermano gemelo.

Se casó muy joven y se trasladó a Barcelona en busca de fortuna. Su mujer le abandonó poco tiempo después y evitó caer en una depresión alcohólica en las Sagradas Escrituras.

Comenzó a trabajar de lampista y a principios de los 80 entró a trabajar en la fábrica de la SEAT. Fue en esa empresa donde sufrió su primer accidente laboral, una importante descarga eléctrica que casi acaba con su vida, pero aun no era su hora.
Poco tiempo después, trabajando en la fábrica de la Pegaso de Mataró, al tocar un cable de alta tensión sufrió una descarga eléctrica y murió a los 27 años.

Su espíritu fue llevado arriba a los cielos y entró en su cuerpo ni más ni menos que con Jesús, que para este advenimiento se hizo llamar Cristopher para ser más cercano.
Pero eso no es todo, ya que Dios tuvo que poner a alguien más para que uno estuviera en la carne y otro en el espíritu. Para ello eligió a un extraterrestre llamado Micael.
Desde entonces tiene unos microshisps microchips en el cerebro, piernas y en el pecho. Para saber cuando es Carlos Jesús o Micael solo hay que escuchar su voz, ya que esta cambia según quien posea su cuerpo. De todas formas él anuncia la metamorfosis de uno a otro acompañada de su mítico fiuu, fiuuu ahora soy Micael o Fiuu fiuu, ahora soy Cristofer.

Durante un Jueves Santo, mientras disfrutaba de una siesta, un ectoplasma en forma de nube blanca cayó desde la claraboya del techo, transformándose, al poco rato, en un humanoide luminoso que se presentó como mensajero y le reveló que él ha sido elegido para una importante misión; escoger a los elegidos que viajarían en una de las 13 millones de naves de la Confederación intergaláctica de Ganímedes, de la constelación de Orión, de Raticulí, del sistema Alfa y del Beta que vendrían para evacuar La Tierra liderados por un tal Andachan, que a buen seguro es el sucesor de Xenu.

Para ello, Carlos Jesús debía hacerles una señal en forma de cruz en la frente, para cuando llegase el arrebatamiento, los extraterrestres supieran a quien abducir. De hecho, Leire Pajín se refería a esto cuando mencionó lo del acontecimiento planetario. Por desgracia todas las naves se perdieron por el camino y no nos pudieron salvar de padecer varias ediciones de Eurovisión.

El mismo ser le indicó que debía viajar hasta el Triángulo de las Bermudas, donde encontraría nuevas respuestas. Evidentemente le hizo caso, pero no había dinero para hacer viajes, así que dirigió mentalmente el Cuerpo Astral de un amigo, hasta el Triángulo de las Bermudas, donde encontró una ciudad escondida a 9.500 metros de profundidad que en realidad era una base submarina de una Corporación Interplanetaria. Allí contactó con tres humanoides extraterrestres: Ashtar Sheran, Ubadí y Krislan donde le prepararon física y mentalmente para su misión.

Días más tarde, después de recuperarse de la descompresión, fue abducido hasta una nave espacial tripulada por miembros de la Confederación. Le llevaron de paseo al sol, Andrómeda, Reticulí y APU, y realizando un curso rápido de artes curativas. Durante ese viaje conoce el Tercer misterio de Fátima, mientras su cuerpo es tuneado con microchips en la pierna, el pecho y el cerebro que le permitirán estar en comunicación constante con los aliens.

Así, tras soplar tres veces, Ashtar Sheran, Micael (hijo de Dios hecho hombre) y Cristopher (jefe de mantenimiento de la nave) poseerán el cuerpo de Carlos Jesús para transmitir la palabra del Padre Eterno.
Tras siete días de viajes en el espacio regresaría a la tierra acompañado por Krislan, que lo acompaña durante cinco años más para completar su formación en este planeta. Comenzó un viaje por toda España, Francia y Portugal, y cuando se cansó de andar, se quedó en Andalucía, donde consiguió sus primeros seguidores. Que fueran paletos de pueblo no es más que una anécdota.
Por alguna extraña razón, se lanzó en la búsqueda de una gran estatua de la Virgen, que se encontraría escondida desde hacía más de 500 años y que era capaz de lanzar unos rayos láser por los ojos que harían enloquecer hasta la muerte a todo aquel que la mire fijamente. Lamentablemente la estatua nunca fue encontrada.

La fama a nivel nacional llegó gracias a Alfonso Arús, que envió a Javier Cárdenas tras escuchar que había extraído un tumor a una chica por la boca. Salió por la tele y acudieron nuevos feligreses más por la curiosidad que por fe.

Eso sí, las entrevistas que le hacía Javier Cárdenas no fueron usadas para que la palabra de Yahvé llegase a toda España, sino para hacer escarnio de sus enseñanzas. Fue entonces cuando se hizo famosa la frase de hoy ríen, mañana llorarán.

Carlos Jesús desapareció un día que congregó a varias personas para una posible llegada de los extraterrestres, pidiendo a todos los que fueran llevasen comida y otras ofrendas al lugar señalado.
La comida fue cargada en un camión, y que mientras Carlos Jesús pedía a que la gente mirase el sol, él se escabulló con las ofrendas mientras la mayoría de los congregados se dañaban las retinas de forma irreversible esperando ver los ovnis.

Hoy en día,  sigue asegurando que puede meterse en el cuerpo de una persona y recorrer todo su organismo y que ha sanado a millones de clientes. Sin embargo, sus seguidores siguen esperando a que lleguen las trece millones de naves extraterrestre procedentes del satélite de Júpiter.

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