Carmen Maura
![]() |
¡Llama Pedrooooooo! |
Siempre se ha de decir de ella, que subió al Olimpo de la mano de Almodóvar y que el también la hizo caer al no llamarla mas tras una discusión entre ellos.
Biografía
Nace en Madrid, en una casa con buenos modales, buena calefacción central y esas frases que empiezan con “una señorita…” y acaban en represión.
Estudia Filosofía y Letras, Bellas Artes y trabaja como guía turística, porque en su fuero interno ya intuía que lo suyo era narrar ficciones mientras caminaba con zapatos incómodos.
Podría haber seguido una vida tranquila, con marido abogado, dos hijos con nombres compuestos y cenas con velas.
Pero no. Eligió el teatro.
Porque Carmen siempre tuvo cara de “yo eso no lo sabía” pero alma de “y ahora lo sé todo, cabrones.”
Cuando conoció a Pedro
Aparece en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), la película que parecía rodada con un colador y una resaca de anfetaminas.
Ahí se fragua el primer matrimonio místico del cine español: Carmen Maura y Pedro Almodóvar.
Él postmoderno, queer, lisérgico y ella con alma de mujer tradicional que se está despidiendo del rosario mientras se enciende un cigarro.
Hacen juntos ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (spoiler: TODO), La ley del deseo, donde Carmen interpreta a una mujer trans cuando en España aún creíamos que eso era una metáfora, Mujeres al borde de un ataque de nervios, donde perfecciona el arte de estar histérica con compostura de señora que plancha bien.
En todos estos papeles hace lo mismo: descubre que su vida era una farsa estructurada por valores heredados,
y en lugar de quemarlo todo, se recompone, se maquilla y se va al mercado.
Un día, Carmen y Pedro discuten. Nadie sabe exactamente por qué.
Quizás por celos, por egos, o porque ambos eran tan intensos que no cabían en la misma filmografía.
Y entonces Pedro deja de llamarla.
Y eso, en el universo de Almodóvar, es como si Dios dejara de ponerle nombre a las cosas.
Ella no hace drama. Simplemente sigue actuando.
Como esas mujeres que tú crees que has dejado, pero que ya te habían dejado tres semanas antes.
Carmen se convierte en género cinematográfico. Sin Pedro, Carmen hace su propia carrera de resurrección.
Y ahí es cuando descubrimos que Carmen no necesita directores. Solo necesita espacio.
Hace ¡Ay, Carmela!, donde encarna a la España triste, cantarina y republicana, La comunidad, donde inventa el subgénero “señora decente perseguida por vecinos con cara de metafísica” y Volver, donde vuelve (literalmente) con Almodóvar como si no hubiera pasado nada, como dos ex que quedan para un café y no mencionan aquel verano en Cadaqués.
Y en cada película sigue haciendo de esa mujer que vivió con reglas y ahora las rompe con educación.
El cine español le debe al menos quince papeles de “descubro que soy otra” y un Goya a la mirada que dice: “Yo pensaba que esto era así… pero ahora sé que no.”
Hoy Carmen sigue haciendo películas, series, y a veces desaparece un poco, como si fuera una tía tuya que te caía bien pero de pronto se mudó a Lyon.
Comentarios
Publicar un comentario
Puedes comentar si te ha gustado este blog o para insultar a su autora y decirle que este blog es una mierda. Tanta sinceridad puede llegar a que otros lectores se sumen a lo que es ya, un secreto a voces. La verdad duele.