Afra Blanco
Lo único que tiene de obrera, es una hormiga que se le coló en el bizcocho mientras se echaba la siesta en el campo. Los sindicalistas fundadores seguramente se revolverían en sus tumbas cunetas sí la vieran por la tele.
No triunfa porque no tiene las aldabas de la Santaolalla. Sus cacahuetes ni exprimiéndolos al máximo dan para un cortado y tiene la cara como si hubiera probado el facesitting con una amiga de peso no normativo.
Afiliada desde cría a la UGT, también conocida como la guardería del PSOE.
Su momento cumbre fue en 2015, cuando se despelotó frente a la Seguridad Social con un eslogan pintado en el pecho. Los funcionarios, entre risas, se pusieron a currar por primera vez en la década.
En el año de 2017, comenzó su carrera como colaboradora de Més 324 de 3/24, una de las cadenas de TV3. No se sabe a qué churra se subió que no tardó en dar el salto a la televisión nacional y convertirse en miembro del equipo de opinión sincronizada socialista en Espejo público (Antena 3) y Al rojo vivo (La Sexta).
Su papel es claro: opinar, interrumpir y esperar la llamada de Ferraz en los anuncios para que le dicten los argumentarios.
Y mientras ella sigue proclamando la revolución desde la moqueta, el resto del mundo sigue preguntándose si lo suyo es sindicalismo, reality show o simplemente enchufe político de manual.
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