Darse contra El Muro

Vigilante de la playa
Enmurada
El Muro, Enmuración o más conocido como "Darse contra el muro", es una expresión que hace referencia al punto de inflexión de Derroición extrema en el ciclo vital de las chortinas cuando, por causa de la edad y el carruseleo, su atractivo y pizpirencia se esfuman y metamorfosean en toda suerte de espeluznantes especímenes de charos, lesbiorcos y visilleras.

Hay de varios tipos. Muros bajitos, como vallas para hormigas, Muros altos, como la muralla china, Muros gordos, como el cuerpo de pera y Muros infinitos, como el de Tania Llasera.

Los síntomas son claros. Culos caídos, Tetas caídas, Flacidez generalizada, arrugas y Lorzas.

Ahora con cremitas y maquillaje pueden ocultar el muro algo más, pero la derroicion interna no se puede ocultar. Cuándo se acaba el pizpiretismo ya están enmuradas por muy follables que estén.

Se espera de la Naturaleza que lo compense con mayor sabiduría y experiencia, pero el caso es que, como muchas son locas del coño, eso no sucede.

Quienes se estrellan contra el muro suelen ser las carruseleras polifolladas que han vivido su mejor etapa sexual aupadas socialmente por dudosos privilegios de haber nacido mujer y sin pegar un palo al agua gracias a pagafantas y de ir de liana en liana con un estilo de vida derroyente.

Les lleva muchos años aceptarlo. La velocidad de aceptación es directamente proporcional al deterioro de su físico.

Ese chollo empieza a desvanecerse entre los 30-35 y desaparece, salvo genéticas excepcionales, entre los 35 y los 40. Más allá de los 40 ningún cuerpo, por genética que tenga, soporta el paso del tiempo sin trabajo. Y aquí llega el viacrucis de ellas. Porque tienen que encontrar un difícil equilibrio entre el ejercicio de fuerza, para crear cierto músculo, y el de definición. Sin pasarse, o acaban hechas unos sarmientos como Nora Gironés de Popstars.

Una vez que se dan contra el muro dejan de tener las cosas fáciles por tener chocho y pasan de ser diosas a ser prácticamente invisibles. 

Obviamente habrá mujeres que tengan valor añadido, sepan hacerse valer por si mismas y ese muro no van a saber ni lo que es, pero para aquellas que han vivido de explotar sus encantos es devastador. No tiene que ver con justicia divina ni nada, es otra versión de la cigarra y la hormiga. Muchas acaban estampadas en él y sólo salen adelante a base de Prozac.

Cuando se topan con el muro, ya no pueden obtener Alfas y buscan a los Betas para que éstos las mantengan y poder parasitarlos. Luego viene la viogenización y Las Lianas.

Buscaban a los malotes que les trataban como mierda y una vez les dan la patada, intentan ir con el chico bueno. Pero que esta vez es él quien la manda a tomar por culo. Se quedan solteras y se amargan, entonces proceden a conseguirse mascotas y se vuelven feminazis.

Evitar el Muro requiere esfuerzo y sacrificios, en lugar de estar todo el puto día en el sofá comiendo doritos y viendo al Jorge Javier Vázquez, a la Belén Esteban o a su puta madre.

A partir de los 50 es cuando la cosa se complica y empieza la pérdida de masa muscular, la pellejosidad y la piel de abuela. Ahí ya es la enmuración definitiva. Ahí ya no hay vuelta atrás, o están con un beta (incluso un Zeta) o chupando penes a cambio de un plato de comida caliente.

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