Irene Montero

A mi no me preguntes...
Solo soy una ministra... Jijiji
Irene Montero, conocida como la Yoko ONO de Podemos, es la marquesa de Galapagar y  una política y portavoz portavoza de Mugremitas Podemos que cuando habla parece la versión retrasada mental femenina de Gabriel Rufián.
Entre ella y Echenique se han cargado la poca dignidad y credibilidad que tenía ese partido.

Es de esas feministas que se desgañita gritando consignas de odio y gritan a otras mujeres lo que tienen que hacer.
Se veía a sí misma como Hitler arengando a las masas, pero no se fijó en que no había masas delante de ella.

Actualmente su Pablo le ha hecho la liana con Lilith Verstrynge y todo el mundo espera ansioso a que se decida a viogenizar a Iglesias ahora que está acabada.
Ahora está atrapada en su mansión galapaguera, ya que no puede dalir por los cuernos y la osamenta que se le ha desarrollado mientras se quedaba sola y borracha en casa cuidando los hijos y criando un enjambre de garrapatas a modo de legado.

Biografía

No habiendo trabajado en su vida, entró en Podemos en el cual tuvo una meteórica carrera de la nada a la churra de Pablo Iglesias.
Cuando fue nombrada número 2 dio demasiado el cante. Se demostró que Podemos era el Cortijo de Iglesias.

Toda su popularidad se fue a tomar por culo desde que, en 2017, asumió la responsabilidad de ser la portavoz portavoza del grupo parlamentario en el Congreso en sustitución de Íñigo Errejón.

No sé sabe si Pablo Iglesias la azotó hasta que sangrase o realmente le puso grumo de otro macho en una clínica de reproducción asistida.
El caso es que Iglesias la dejó por eso y se fue con Paula Vázquez. Pero luego por el que dirán reconoció a las criaturas y ella se libró de ir al gallinero.

Actualmente siguen con el teatro, pero cuando desaparezca el partido y salgan las primeras imágenes de los gemelos, se podrá ver que si se parecen al padre, será pura coincidencia.

Al igual que a Dina, que le dio un periódico panfleto propagandístico, a ella le dio un ministerio. Para colmo, refundó aquel despropósito zapateríl del Ministerio de igualdad.

Ministra

Pasó de activista radical a gritos en las calles, a ministra del gobierno de España. De pantalones vaqueros y chupa de cuero, a modelitos de Pedro del Hierro. De panfletos antidesahucios, a posar en las revistas pijas del corazón. Y de denunciar a la casta, a formar parte de ella.

La primera ocurrencia como ministra fue aquel disparate de Ley de Libertad Sexual, una ley chapucera que acabó dejando libre a violadores.

Pero ésta fue sólo la primera de muchas polémicas que aún estaban por llegar y no ha parado de hacer el ridículo. Y eso que cuenta con un total de 14 asesores que cobran entre todos casi un millón de dinero público.

De la mayoría de los asesores, sin embargo, no figura ni siquiera el nombre en el BOE. Tampoco el currículum.

Tampoco le avisaron de lo de la Ley Trans, que acepta postulados ideológicos y acientíficos del feminismo queer y fue impulsado sin contar con la opinión de los colectivos feministas críticos.

Esta ley recoge, entre otras propuestas, el derecho a la "autodeterminación de género". Esto es, que las personas podrán cambiar registralmente su sexo en el DNI a través de una mera "declaración de la propia identidad sentida".

Estas medidas han sido criticadas por numerosas asociaciones feministas. Pero eso no parece importarle y sigue empecinada en sacar adelante esta ley sin contar con el consenso científico ni con el consenso feminista.

Otros delirios fueron aquel estudio que determinaba que el color rosa oprimía y reprimía a las niñas que costó 17.182 euros.

Otra de las leyes que impulsó fue la del aborto para permitir a las niñas mayores de 15 años abortar a espaldas de sus padres.

Luego confeccionó una guía destinada a los profesionales de la educación que ofrecía a los docentes una "caja de herramientas" para abordar la "diversidad sexual familiar, corporal y de expresión de identidad de género".

Esas herramientas eran 44 actividades grupales entre las que se encontraban "el armario gay", la "sopa lésbica" y "la mochila de género".

La "sopa lésbica" era una sopa de letras tradicional en el que se podía encontrar insultos para referirse a las mujeres lesbianas, tales como "desviada", "machorra", "bollera", "marimacho" o "camionera".

Cuando Teresa Rodríguez fue expulsada de Adelante Andalucía durante su baja de maternidad, Irene Montero justificó la maniobra alegando que "la política no para". Palabra que discrepaban con las de las asociaciones feministas, que piden que la maternidad debería ser un impás en la vida laboral de las mujeres.

Para más inri, Montero atacó a Rodríguez y calificó de "bochornoso" que la exdiputada de Adelante Andalucía se comparase con "una mujer trabajadora despedida", puesto que mantiene su sueldo de parlamentaria a pesar de la expulsión.

Entre la colección de informes polémicos y cargados de contenido ideológico se encuentra la guía sobre las mujeres y las adicciones que el Ministerio de Igualdad.
En él, se afirmaba que la razón por la que las mujeres consumen alcohol, tabaco y drogas es porque están tratando de adoptar el "modelo masculino hegemónico".

El mayor varapalo ha sido sonado: el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales tumbó un contrato público del Ministerio de Igualdad para cubrir los servicios del 016 por vulnerar el principio de igualdad de género.

El contrato incurría en una discriminación por razón de género, ya que se exigía al personal adscrito que fueran mujeres y no varones. 

Otro ridículo sonado fue cuando aseguró que el machismo impedía a las mujeres ser científicas cuando el 49,3% de los científicos e ingenieros en España eran mujeres y son libres de estudiar lo que quieran. 
El único impedimento que pueden tener para acceder, es el dinero, el cual va dirigido a ministerios inútiles o a alguna niñera.

¡Oigo cavar...
pero no oigo cortar...!


Cuando Pablo Iglesias le propuso que liderara la lucha contra Ayuso por la presidencia de La Comunidad de Madrid, lo mandó a la mierda y que si quería mandar a alguien que mandase a la guarra pelirroja con la que le andaba corneando.

Luego incluso fue vetada en la campaña de la Comunidad de Madrid. Solo salió un día presumiendo de lenguaje inclusivo hablando de “hijos, hijas e hijes” y de “todos, todas y todes” ayudando mucho a ridiculizar a su partido. Con la caida de Iglesias es cuestión de tiempo que caiga.

El resto, consistió en insultar a víctimas de secuestro (el marido de Maria Sevilla y juana rivas), crear conflictos y fomentar el odio entre géneros, usar víctimas con fines políticos, desprestigiar ciudadanos no afines a su ideología o desperdiciar el dinero en campañas innecesarias usando sin permiso fotos.

Cuando en las elecciones de 2023 todos pedían su cabeza, no entendía nada. Violencia machista y política contra ella que se dice. Todo menos reconocer que es una ministra pésima con delirios legislativos.

Viendo que lo de la política se le acabó, envió currículums a supermercados se agarró a la coleta morada de Pablo Iglesias y la enchufó en su canal de televisión de mierda (Red). Las puertas giratorias están cerradas, ya que ninguna empresa quiere semejante activo tóxico.

Se presentó a las elecciones europeas. Pero si imagen era tan lamentable que sus asesores le aconsejaron dar una nueva imagen. Ahora va de tiktokera pizpireta y dar una imagen simpática con vistas a seguir viviendo del cuento en Bruselas. 

Y habrá alguien que se lo crea.

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