José Blanco López

Dí que sí, campeón
José Blanco López, también conocido como Gasoliño Pepe Blanco aunque le gusta más que le llamen Pepiño Blanco, es un político socialista corruto corrupto español con cara de somnoliento cabreado y un Maquiavelo sin el BUP acabado. 
Palmero fundamentalista de ZP con el único mérito de ser un charlatán y bull dog de Zapatero. Tiene un CI negativo lo que le llevó a ser incapaz de terminar primero de la carrera de Derecho que tan bien cuadra en la doctrina del PSOE.

No es más que un patético trepa de partido que mostró una etiqueta de anís del mono como única titulación y un folio en blanco por currículum y llegó a la cima del poder de un pais que entre progres, sectarios y culturetas es el puto hazmerreír del mundo.

Entre sus mayores logros destacan la movilización en su pueblo natal para que su partido nunca gobernase y el enriquecimiento del léxico español con sus valiosas aportaciones a la Real Academia Española (con términos como "ación", "inspeción", "esceción"...) 

Trabajaba como el sparring a sueldo de un Gobierno correteando por las teles igual que una gallina loca recién descabezada.

Su padre era peón y su madre alfil. Cursó el Bachillerato en el Instituto Juan Montes de Lugo. Allí tuvo como profesor de Filosofía que entonces militaba en el Partido Socialista Popular y le metió pájaros en la cabeza.
Fue ascendiendo hasta llegar a ser el ideólogo de un Gobierno torticero y más digno de timonear la portería de 13 Rue del Percebe que España. Ha memorizado el Manual de supervivencia para aprendices de Goebbels y trata de aplicarlo a su lastimera realidad.

José Blanco tomó de su propia medicina cuando se pasó por el forro la presunción de inocencia de Francisco Camps y pedía su dimisión, pero no presentó su propia dimisión ante su implicación en el caso Campeón. Todo por culpa de un empresario encarcelado que canta y acusa a todo el que se mueve de aceptar sus sobornos a cambio de "subvenciones". Para que no falte un perejil, el abogado del empresario que acusa a Blanco es el que defiende a algunos procesados por Gürtel. Sin embargo, lo más doloroso para Blanco debe de ser ver cómo, desde su propio partido, no ha habido una salida en tromba a defender su honorabilidad y los que lo han hecho, lo hicieron con tibieza unos, con torpeza otras y unos terceros se frotan las manos.

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