Laura Gonzalo
¡No hay ningún rosco, no hay ningún rosco! |
Cuando era una niña estaba en un colegio defendiendo a sus amigas de un matón con cara de pocos amigos. Laura se enfrentó al matón y le dejó los ojos morados, la tuvieron que operar los párpados y así se le quedaron.
Veía el programa desde su casa y continuamente contestaba todas las preguntas y no le dejaba ver la tele a su padre, así que la inscribió en el concurso para que le dejase ver la tele. Allí estuvo concursando tanto tiempo que comenzó a tener extrañas sensaciones.
Actualmente tiene visiones y cree que alrededor de su cabeza hay una especie de rosco que la persigue hasta para comprar el pan. También le persiguen los fantasmas de los 27 concursantes derrotados por ella que la señalan; ¡tu nos matasteee!. Tuvo que ingresar en un hospital psiquiátrico para poder vencer este extraño síndrome.
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