Eva Arguiñano

Ni puta idea para que sirve nada de esto.
 ¿Y mi abrelatas?
Eva Arguiñano Urkiola, más conocida como La Arguiñana, es una mujer lobotomizada con un gorro fucsia que hace como que cocina cuando en realidad solo abre latas.

Ha conseguido siempre trabajos y programas de Tv gracias a sus familiares y nunca por méritos propios. De los libros que supuestamente ha escrito ni hablamos, ya que no son más que los mismos libros de cocina de siempre con su cara en la portada.

Como cocinera solo sabe hacer la típica comida de madres. Pero de madres solteras. Es decir, abre una lata de albóndigas o de lo que sea y a correr.

Su especialidad es abrir latas en el restaurante de su hermano, Karlos Arguiñano. Como presentadora es incluso peor. Es sosa, sin gracia y su tono de voz parece que se ha tomado un tranquilizante muy potente o un porro.
Eso explicaría con creces que anduviese por la vida tal que así.

Comenzó a trabajar en la cocina como ayudante de su hermano. Su hermano vio que aquello no se le daba muy bien y la puso todo el tiempo a abrir latas.

Tras estudiar varios cursos de perfeccionamiento de cocina logró mejorar su técnica de abrir latas, centrándose en las de repostería, y posteriormente pasó a abrir latas en el restaurante de su padre.

Debutó en televisión en 1991 en el programa de TVE nuevamente enchufada por su hermano, encargándose de poner en evidencia ante toda España sus carencias laborales.
En 2006 le dieron su propio programa en LaSexta (Hoy cocinas tú), un programa muy prescindible en el que ella mostraba a una persona cómo abrir una lata para que ella la abriera en su casa ante sus invitados.
También presentó en la misma cadena Las tentaciones de Eva, que a falta de datos de los mismos la audiencia seguro que andaría entre 0.5% o el 2% como mucho.

Luego siguió apareciendo en programas de la productora de su hermano y en 2011 presentó un reality culinario Cocina con sentimiento en Nova, el minicanal de Antena 3, del cual no podemos opinar aun por no haberlo visto, cosa que dudamos haya hecho nadie.

Le dio un patatús y casi se va al otro barrio. Es lo que tiene andar con tanto azúcar glass.

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