Jeremías

Jeremías, ve y diles que
se arrepientan y me
 compren cápsulas de
Nescafé
Jeremías fue un profeta hebreo que escribió el Libro de Jeremías. Entre otras cosas porque era su libro y no sabía que título ponerle. 

Pasó toda su vida dedicada a llamar a todos a arrepentirse y a adorar a Dios, ya que si no les conquistarían.
 
Los reyes de esa época se lo tomaron a mal y entendieron que era una especie de chantaje y extorsión, así que le dieron no pocos latigazos bien merecidos. Aun así se puso aun más pesado y lo encerraron entre rejas y lo abandonaron varias veces en estanques, pero él era muy burro y parecía no querer entender.
 
Y todo porque predicaba la paz y el amor a Dios, ya que si no Dios les metería un hierro candente por el culo. Lo dijo con otras palabras, pero básicamente era eso.
 
Nabucodonosor II derrotó a los judíos, llevó cautivos a los notables, esclavizó a miles de personas, ejecutó al rey y destruyó el Templo de Jerusalén. Únicamente los pobres fueron respetados y Jeremías puso pies en Polvorilla, primero a Mizpah y luego a Egipto, llevando consigo el Arca de la Alianza en una cueva. 

Murió apedreado en Egipto, ya que empezó con la misma cantinela.

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