Willy Fog

Willy Fog fue un león cuyo origen de su riqueza es absolutamente desconocida.
Él justificaba sus millones alegando que era un excéntrico inventor, pero nunca se demostró que hubiese inventado nada.
De hecho, muchos creen que era un farsante que se jugó la mitad de su fortuna (20 Euros) en una apuesta contra el director del banco de Inglaterra a que conseguía dar la vuelta al mundo en solo 80 días.

Para ello contó con la ayuda de su mayordomo franchute gay Rigodón.
En el viaje conoció a una tigresa llamada Romy que iba a ser quemada viva junto al cadáver de su difunto esposo para honrar a la diosa Kali y aprovechar una oferta 2x1 de la funeraria.
Para tratar de que no lograra ganar la apuesta contrataron a un rufián a sueldo llamado Transfer, que le brilla un ojo cuando planea una de sus fechorías provocando un pitido.

Después del viaje pasó mucho tiempo sin saber que hacer con el dinero que había ganado. Se arruinó comprando DVDs y apostando en carreras de caballos.
Quiso volver a los viajes por el mundo y se presentó a los castings para un programa que comenzaba por aquella época: La ruta Quetzal.
Pero le dieron el puesto a otro tipo que tenía un bigote más grande, Miguel de la Quadra-Salcedo.

Romy se gastó toda la pasta que le quedaba redecorando su mansión con armarios de madera indonesia y adornos de marfil puro. Cuando se quiso dar cuenta estaba en bancarrota. Sobrevivió gracias a los puntos que tenía acumulados en su tarjeta de Iberia.
Su relación con Romy acabó cuando encontró en la cama a su esposa, Rigodón, Tico y Transfer, que cuando asomó su cabeza brilló su ojo de cristal con el correspondiente chirrido.

Fue detenido por no llevar en regla su pasaporte. Todo lo desencadenó Tico. A los policías les extrañó que un ratón les hablará con acento andaluz. Le pidieron la cartilla veterinaria y no había pasado la última revisión. Aún así, Willy Fog no enfureció y dejó su pasaporte al agente de la ley y empezaron los problemas.

Alguien había cambiado la foto por la de Paquirrín. Inmediatamente fue llevado dependencias para realizarle un exhaustivo interrogatorio donde le preguntaron una y otra vez si era Paquirrín.
Después de eso todo fue cuesta abajo. Se hizo adicto a las tragaperras y su ludopatía empeoró con los años y tuvo que ser ingresado en un manicomio, ya que cuando se decidió su ingreso, apostaba con unos mendigos en una carrera de nubes.
Cayó en una espiral autodestructiva y decidió beber Tantrum hasta la muerte. Murió tras una sobredosis mezclada con Pepsi.

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